(Análisis a Josué 11)
El capitulo
11 de Josué viene a narrarnos el proceso de conquista de Josué de la tierra
prometida, Josué venia del grupo que había salido de Egipto y había atravesado
el desierto junto a Moisés, logro ver muchas hazañas de Dios en medio del
Desierto, fue el servidor de Moisés.
Josué logra conquistar Jericó, y
posteriormente muchas otras ciudades fueron conquistadas también por él,
encontramos un hombre aguerrido y batallador en Josué, dispuesto a obedecer la
voz de Dios y cumplirla al pie de la letra ().
Día a día nosotros queremos ver
respuestas de Dios en nuestras vidas, si son inmediatas mejor, pero este capítulo
del libro de Josué nos enseña tres pasos que debemos seguir para tomar lo que
Dios ya nos ha entregado.
El primer paso Dios nos llama a «arrasar y destruir» (v.11), la
importancia de acabar con todo lo que tenia que ver con el hecho de no
contaminarse, de vivir libres del pecado, el acto de prenderle fuego a la
ciudad era un acto de santidad y purificación.
Un ejemplo claro de las
consecuencias que trae no arrasar y destruir con todo fue el caso de Acán
registrado en el capitulo 7 de Josué, cuando Israel conquista a Jericó la orden
fue “no tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio” (6.8). Sin
embargo Acán desobedeció y tomo para si parte del botín que Dios había
destinado al exterminio. Esto produjo un mal resultado en la batalla contra
Hai, un pequeño pueblo fortificado. Pero vino la palabra del Señor para
declarar al que cometió el delito y que el con su familia debían ser quitados
para que el pueblo fuese purificado y por supuesto lo que se había tomado del botín
prohibido debía ser destruido.
Proverbios
28.13 dice; quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo
deja, halla perdón (NVI).
1ª
Juan 1.9 declara; si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y
justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
El fracaso a la hora de detectar y
enfrentar el pecado le costo a Israel la derrota de Hai.
Éxitos anteriores pueden hacernos
menos vigilantes ante el pecado. Ninguno de nosotros debe darse el lujo de «bajar
la guardia» porque hasta el pecado de una sola persona puede debilitar la vida
de toda la iglesia.
Es necesario comprender que los
pecados individuales debilitan toda la iglesia. Enfréntate al pecado rápida y
decididamente. No dejes ningún pecado sin confesar ni sin enfrentar. Piensa que
un pecado no confesado se convierte en una trampa.
El
segundo paso, lo conseguimos en el versículo 18, «por mucho tiempo» la promesa de Canaán se le dio a Moisés, sin
embargo él no entro, solamente la vio de lejos, durante 40 años estuvo en el
desierto esperando ver la promesa de Dios. Pero fue Josué quien recibió la
promesa después que Moisés la había perdido, las batallas que Josué tuvo que
luchar desde Jericó en adelante duraron aproximadamente 5 a 7 años.
Los israelitas duraron 40 años en el
desierto y solo dos lograron ver la tierra prometida. Jesús ayuno 40 días para
comenzar a ver la gloria de Dios. Daniel después de tres semanas de ayuno (aflicción),
logra ver la respuesta de Dios. Ana una mujer que oraba y ayunaba siempre en el
templo espero 84 años para ver al Mesías. Ana la madre del profeta Samuel
espero por mucho tiempo la respuesta de Dios. Abraham y Sara, cuanto tiempo
esperaron, de viejos tuvieron a Isaac. El hombre sanado en el estanque de Bethesda,
espero 38 años para que lo ayudara alguien a bajar al agua para recibir su
milagro. Y un ejemplo claro es la parábola que Jesús da de la viuda y el juez
injusto.
Lucas
18.1; Jesús le conto a sus discípulos una parábola para mostrarles que
debían orar siempre, sin desanimarse.
En Romanos 12.12, perseveren en la oración.
1ª
Tesalonicenses 5.17; oren sin cesar.
Gálatas
6.9; no nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo
cosecharemos si no nos damos por vencido.
Oraciones rápidas, para que sean
respondidas rápidamente. Vivimos en una época donde nos tienen que atender de
primero, así sea yo el último que llego, solo porque estoy apurado. Te molesta
tener que hacer una cola para preguntar algo, andamos desesperados y queremos
que las respuestas de Dios sean instantáneas como el café instantáneo, y no hay
duda de que Dios en ciertas ocasiones responde rápido, al instante. Pero las
cosas grandes e importantes se luchan por largo tiempo (v.18), por eso el
llamado de Dios a ser fieles en lo poco, porque lo importante es la
perseverancia, Josué no entro al instante que se le entrego la promesa a él,
lucho por mucho tiempo. Cuanto debemos esperar nosotros no sabemos, pero la
respuesta y la promesa de Dios son fieles, solo hay que esperar luchando.
El versículo 21 nos dirige a un tercer paso que nos guía a conocer como
tomar lo que Dios nos ha entregado.
Los hijos de Anac (anaceos o
anaquitas), la palabra significa hombres de cuello largo, eran habitantes de
Palestina, identificados como descendientes de Anac; eran de gran estatura e
infundían terror en las poblaciones de la región.
La Biblia nos habla de un ejemplo
que casi todo el mundo conoce, es la historia de David y Goliat, este filisteo
se convirtió en el terror de los israelitas y otros pueblos, este gigante se
burlaba de Dios y de su pueblo, de la fe de Israel, se sentía invencible,
aparece el pequeño David y se convierte en un retador que desafía a este
gigante, David venia de enfrentar en el campo batallas contra otros tipos de gigantes
en el trabajo de defender a sus ovejas, además sus experiencias con Dios no lo
dejaron titubear y convertirse en el héroe de su nación, el salvador de su
pueblo, el que derroto al gigante.
Éxodo
14.14; ustedes quédense quietos, que el Señor presentara batalla por
ustedes.
Josué
23.3 él peleo las batallas por ustedes.
Hebreos
2.14; él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la
muerte, al que tiene el dominio de la muerte.
Gigantes que hoy nos desafían, que
nos atemorizan, nos dan terror, nos acusan, y no nos dejan vivir en paz.
Nuestros
miedos, problemas que nos afectan día a día, y les damos mas valor a ellos que
a nuestra fe.
Nuestros
malos hábitos, son también parte de los gigantes que tenemos que vencer,
derribar para poder tomar lo que Dios nos ha entregado.
Conclusión
Si queremos prosperar en todo lo que hagamos tenemos que
luchar, esperar, y esperar luchando, y decidir vivir apartados del pecado y
consagrados para Dios, solo así, veremos la gloria de Dios en nuestras vidas,
en nuestras familias, en nuestras naciones, estas premisas están por encima de
cualquier método que se pueda usar para intentar tomar lo que ya Dios nos ha
entregado.